viernes, 24 de junio de 2016

Mental Maze - Capítulo 1



Nadie vio al hombre. Escondido entre los árboles, espiando a la chica cuyo único afán era repetir en voz alta los versos de un pequeño libro rojo titulado Laberinto. En realidad el hombre no tenía por qué ocultarse, la chica lo hubiera recibido muy feliz de contar con su presencia. Pues era una de las pocas personas en quién podía confiar y con quien podía hablar. Jareth era el chico nuevo en una comunidad donde nunca pasaba nada interesante. Sarah había quedado prendada de él en cuanto lo vio. Era demasiado sofisticado, tenía buen gusto y solo era unos años mayor que ella. Así que cuando él se percató de su existencia ella no lo cuestionó dos veces e hizo lo propio. Ojalá lo hubiera hecho. Pero si lo hubiera hecho, no habría historia. En cualquier caso, la chica, que respondía al nombre de Sarah, no se percató de su existencia en el parque. Si lo hizo Merlín, a quién no le gustaba demasiado aquél extraño, pues sospechaba en el fondo que traería problemas a su dueña. Sin embargo un ladrido no la alertó del problema. Y un segundo ladrido solo la hizo ponerse a correr, Merlín estaba casi seguro que esta vez le había hecho caso. Sin embargo para Sarah lo importante y lo injusto de aquella situación era que sabía, sería regañada por llegar tarde. Como si aquello no fuera poco estaba empapada hasta a los huesos.

Su madrastra estaba furiosa. Ella también, y la odiaba. La odiaba por muchas razones. Pero por sobre todas las cosas Sarah extrañaba a su mamá. Al menos con ella las cosas se gritaban, horribles verdades y luego acababan hablando tranquilamente o doblándose de risa en el suelo.

"No sabes cuales son mis planes, nunca me los preguntas." Dijo y luego pensó: y aunque los tuviera no te los diría. Sarah sonrió, porque en efecto, no le iba a decir que un chico guapo y encantador como Jareth iba a quedarse en su casa aquel fin de semana. Cada vez que Jareth estaba con ella y su hermano ocurrían cosas raras, cosas que solo les ocurrían porque Jareth pensaba en ello.

"Estábamos preocupados por ti." Añadió su papá.

"No hago nada bien. ¿Crees que puedo?" Gruñó Sarah al pasar por su lado.

"Sarah, ¿Podemos hablar?" Preguntó su padre poco después de que ella hubiera subido a su habitación, que a pesar de todo se mantenía intacta, Sarah hubiera jurado que su madrastra la hubiera desalojado en el momento en que pisó la universidad, pero no había sido así, sospechosamente, no había sido así. Enojada porque probablemente aquella señora lo había mandado a ver que le pasaba y no porque su padre realmente estuviera preocupado por ella, bufó:


"¡No hay nada de qué hablar! Dense prisa, llegarán tarde." Se apresuró a decir Sarah molesta. Menos mal que a ella se le había ocurrido decirle a Jareth que llegara como a las ocho. Una o dos horas después de que su padre y aquella señora se fueran.

"Escucha, acabamos de dar de dar comer a Toby y lo acostamos. Tenemos que irnos pero regresamos el domingo en la mañana. A eso de las doce..." Su voz se oía insegura. Sarah se removió nerviosa. No era esa la primera vez que se quedaba a cargo de Toby, algo que le parecía tremendamente injusto, porque para empezar no era su hijo, ni era su hermano. Era su medio hermano, claro que cuando era más joven y lo preguntó nadie supo explicarle de quien era la otra mitad. Pero en sus palabras, o al menos en sus pensamientos, aquella otra mitad no tenía nada que ver con ella. De todos modos se había guardado sus comentarios, incluidos aquellos que tenía cuando Jareth le preguntaba – casi con burla – sobre su hermano. En cualquier caso, esa sería la primera vez que estaría con Toby tanto tiempo. En parte porque había crecido, como cualquier chica, había comenzado a ir a la universidad y, por tanto se había mudado a un piso con su amiga Alice al centro de la ciudad, por lo que había dejado de cuidar a Toby tan a menudo como lo hacía antes, aquello suponía un alivio, por supuesto, pero había seguido visitando los alrededores, no tanto por su familia sino como lo hacía por Jareth – quien le llevaba al menos unos seis años –. De cualquier modo hacía dos semanas que le habían hablado para que fuera a ocuparse de Toby. Y ella había aceptado, no tan gustosa, porque no serían las doce de la noche como cualquier otro día. Ni siquiera como aquella vez que casi habían atrapado a Jareth mientras bajaba por su ventana. No. Esta vez, su padre y ella habían quedado tan satisfechos con ella que habían decidido ponerse de acuerdo y confiarle a Toby toda la noche del viernes, el sábado. Y parte del domingo, que sería cuando regresarían. La despensa estaba surtida, por supuesto. Su habitación se había mantenido tal cual a petición de ella, y de su padre. Y por supuesto, su madre también había salido en su defensa cuando Sarah había decidido irse a vivir con Alice. En cualquier caso, como siempre, Lancelot había sido tomado sin su permiso. Miró el reloj fastidiada. De todos modos ya iba a ser hora de despertar a Toby. Y es que si Toby se limitara a dormir, sería un ángel, pero entonces – y aunque se le haría soportable la compañía de Toby –Jareth no estaría haciendo cosas magníficas. Igual, nunca había sido malo cuidando de Toby, solo se le daba mejor a él que a ella.

"Que alguien me ayude y me saque de este horrible lugar." Gritó Sarah cuando Toby se había negado a dejar de llorar durante quince minutos. Jareth estaba retrasado. Lo cual no era una buena señal. Él siempre llegaba puntual.

Vale, quizás ella no fuera como Jareth pero ella también sabía contar muy buenas historias e inventarse excelentes escenarios. Después de todo entre los dos compartían ciertas pasiones que los habían unido pese a su diferencia de edades. Los libros eran la primera, desde leer y escribir, pasando por narrarlas – Sarah estaba segura que no había oído voz más seductora que la de Jareth en toda su vida, pero no era algo que ella le hubiera dicho nunca. –, montarse escenas que adoraban representar, lo que los llevaba a la tercera afinidad que tenían en común. El teatro. Y con ello también la música.

"¿Quieres oír un cuento?" Pregunto Sarah, el niño balbuceó, Toby había crecido bastante y aun así, no lo suficiente para gusto de Sarah, el cual continuaba con sus pataletas pese a tener tres, casi cuatro años. Su llanto cesó un momento mientras abría sus hermosos ojos azules prestando atención a las palabras de su hermana, quien recitó la única obra que pudo ocurrírsele en aquel momento. Y de la única que parecía acordarse cada vez que veía a Toby:

"Érase una vez una chica joven y hermosa cuya madrastra la obligaba siempre a quedarse en casa cuidando al bebé. El bebé era un niño consentido y lo quería tener todo. Y la joven era prácticamente una esclava. Pero lo que nadie sabía era que el rey de los goblins se había enamorado de ella y le había otorgado ciertos poderes." Vale, lo había sacado de su libro. Casi todo. Solo una parte. Bueno, todo. O nada. Le daba igual, Toby había dejado de llorar un momento y eso era lo importante. Su llanto la exasperaba.

¿Qué estaría retrasando tanto a Jareth? Toby volvió a gimotear y ella parpadeó intentando concentrarse en la historia que tenía delante. "así que una noche cuando el bebé había sido especialmente cruel con ella. Acudió a los goblins para pedir ayuda."

Llegados a este punto Sarah y Toby estaban completamente envueltos en la historia. Que no notaron las sombras que los envolvían a su alrededor. Afuera, la tormenta descargaba relámpagos y truenos provocando que las ventanas tuvieran un halo plateado, sacudiendo las ventanas con estrépito.

"Escuchen." Dijo un joven que no parecía tener más de veinticinco años. A su lado había seis hombres más de edades similares y complexiones distintas. Ocultos tras las cortinas y sombras de aquella habitación. Ni Sarah ni Toby se percataron de su presencia.

"Una noche" Continuó Sarah, "cuando el bebé había sido particularmente malvado, la chica llamó a los goblins para que la ayudaran. Y ellos le dijeron: Di las palabras mágicas, y nos llevaremos al bebé a la Ciudad de los Goblins, y serás libre. Esas fueron sus palabras."

Toby parpadeó somnoliento, con solo un ligero balbuceo, medio atento a la historia, medio dormido. Sarah sonrió, aquello parecía fácil después de todo. Mantener a su audiencia bajo su hechizo. Lancelot estaba en sus manos.

"Pero la chica sabía," siguió. "que el rey de los goblins mantendría al bebé en su castillo para siempre jamás y lo convertiría en un goblin. Así que sufrió en silencio. Durante casi todo un largo mes, hasta que una noche, cansada, y tras un día de agotadoras tareas domésticas, dolida más allá de toda medida por las ásperas e ingratas palabras de su madrastra, no pudo soportarlo más. "

Sarah se había inclinado tan cerca de Toby que tenía que susurrar ahora. De pronto el niño se dio la vuelta y la miró a los ojos a solo un par de pulgadas de distancia. Y tras un momento de silencio, Toby abrió la boca y empezó a aullar de nuevo, esta vez con más fuerza y desde luego más insistencia. A su lado Sarah gimió disgustada. Un trueno resonó y Merlín volvió al ataque con sus ladridos. Ladridos que Sarah intentaba acallar en su cabeza. Si por ella hubiera sido, el pobre Merlín hubiera sido metido a la casa y no al garaje como su madrastra había querido. Pero claro, la muy afectada quería todo impecable, no entendía que ella se hubiera ocupado de aquellos desastres que Merlín hubiera podido provocar. Por otro lado, Merlín en sí, era un buen perro. Sabía comportarse. Sarah miró con molestia a Toby decidiendo que no había forma de evitarlo, solo entonces cogió al niño en brazos y se paseó con él por la habitación, meciéndole, junto con Lancelot. La luz de la mesilla lanzaba sus sombras contra la pared, enormes y oscilantes.

"Venga ya Toby. Duérmete. Vamos. Ya." Suplicó Sarah, deseando en el fondo no haberlo despertado ni siquiera por Jareth. El cual, no había hecho aún acto de presencia. "Duérmete niño, y todo ese rollo. Venga Toby, duérmete ya."

Pero Toby no cesaba en su llanto, insoportable y agudo, tanto que crispaba a Sarah.

"Toby," Comenzó Sarah. "Cállate, ¿Vale? O diré las palabras."

Levantó la mirada hacia las sombras de la pared y se dirigió a ellas teatralmente, sin saber lo que estaba por avecinarse.

"No... ¡No! No debo. No debo decirlas. Deseo..." Suspiró Sarah con placer, casi regocijándose en aquella idea. Permitiéndose por un momento imaginar cómo sería su vida sin Toby.

"Escuchen." Dijo de nuevo el hombre, en un susurro que pasó desapercibido para Sarah y Toby. Los demás, aguzaron sus oídos. Un segundo hombre habló:

"¡Va a decirlo!" susurró excitado. Aquel era el plan, por supuesto. Solo que Sarah no lo sabía.

"¿Decir qué?" Preguntó otro, quién no sabía de qué se trataba aquella noche y solo había sido invitado allí por practicidad para llevar a cabo aquellos maquiavélicos planes.

"¡Callen!" Dijo el primero, quien se esforzaba por oír a Sarah, y al mismo tiempo, se encontraba tenso, preguntándose si la chica estaría medio sorda por no poderlos oír, con todo aquel alboroto. Sin embargo, sonrió con los gritos del niño. Aquello lo hacía sentirse más seguro, era prácticamente imposible hacerse oír a través de aquellos llantos.

"Calla." Le dijeron los otros al que había preguntado.

"¡Cállense ustedes!" Protestó el hombre molesto. En medio del ruido el primer hombre pensó que se volvía loco intentando oír, de modo que callando a todos, puso una mano sobre la boca del estúpido e imprudente hombre que había comenzado la pelea con aquella pregunta estúpida, la cual en su opinión era una cosa que todos debían saber, después de todo, aquella sería su señal. O eso era lo que había dicho el jefe. Pero al parecer aquel tipo no se había molestado en leerse el informe. El segundo de ellos golpeó al que tenía más cerca. Un puñetazo en la nariz en un estúpido intento de callarlo, que solo sirvió para que el otro chillara, el primer hombre puso su otra mano sobre la boca del hombre y con un intercambio de miradas se aseguró de que nadie hablaría.

"Escuchen." Los amonestó. "Dirá las palabras. El jefe lo prometió."

El resto de ellos se las arregló para quedar en silencio. Escuchaban atentamente a Sarah. Quien estaba de pie, erguida y desesperada porque Toby había alcanzado tal crescendo, con la cara roja que apenas podía respirar. Su cuerpo estaba rígido entre los brazos de Sarah por el esfuerzo que hacía. Lancelot había caído al suelo. Sarah cerró los ojos otra vez y sacudió la cabeza.

"¡No lo soporto más!" Exclamó y sostuvo al niño sobre su cabeza como si lo ofrendara a algún dios mientras empezaba a entonar: "¡Rey goblin, rey de los goblins! Estés donde estés, ven y toma a este niño. ¡Apártalo de mí!"

El relámpago centelleó, iluminando la habitación, si Sarah hubiera prestado atención, en vez de estar cargando a Toby, hubiera podido percatarse de la presencia de aquellos intrusos que estaban en su ventana. Los demás dejaron caer los hombros, descorazonados. Estaban empapados hasta los huesos, y aquella chica seguía sin decir las palabras.

"No son las palabras correctas." Dijo el primer hombre desesperado y decepcionado ¿Se las sabría la chica? Según su jefe, lo hacía.

"¿Dónde habrá aprendido semejante basura?" Gruñó el segundo. "Ni siquiera empieza con deseo."

"Es ridícula." Apuntó el quinto hombre, queriendo unirse a la conversación. Había permanecido callado durante todo aquel rato. "¿Quién podría creer realmente en los goblins tanto como para recitar eso?"

"¡Sh!" Aprovechó el tercero, para dar órdenes a los otros.

Adentro, Sarah se sentía igual. O al menos parte de ella sentía eso, otra parte, la que predominaba justo en aquellos momentos, sentía tal desesperación que podía echarse a llorar con Toby, lo cual en su opinión la colocaba en el derecho de creer en quien quisiera, incluyendo el rey de los goblins, si aquello era necesario. Todo fuera por callar a Toby. Toby estaba gritando incluso más ruidosamente que antes, algo que Sarah no había creído posible. Lo acunó entre sus brazos, lo cual bajó el nivel de los gritos al nivel anterior. Fastidiada, Sarah le dijo:

"¡Toby, basta! Pequeño monstruo. Tú no eres responsabilidad mía. Yo quiero divertirme, ser libre. ¡Basta! Oh, deseo, deseo..."

Cualquier cosa hubiera sido preferible a aquel momento de ruido, furia, culpabilidad y cansancio en el que se encontraba. Jareth no iba a venir, al parecer se le había olvidado. Con un pequeño sollozo dijo: "Desearía saber las palabras correctas para que los goblins se te llevaran. ¡Dios! Desearía que realmente hubiera goblins que te llevaran."

Sarah gruñó. Jareth le había dicho una vez que todo lo que tenía que hacer era pronunciar aquellas palabras como venían en el libro para que se llevaran a su hermano, pero a ella le había parecido una estupidez, incluso si no se lo había dicho, porque conociendo a Jareth, aquello lo ofendería. En cualquier caso Sarah no había podido olvidar aquellas palabras después de la conversación que habían sostenido. Parpadeó intentando ignorar el desquiciante chillido de Toby para poder concentrarse.

"¿Cuál es el problema?" Preguntó ansioso el primer hombre, con su mirada fija en ella. "Deseo que los goblins vengan y se te lleven ahora mismo. No es tan difícil ¿verdad?"

Sarah tragó saliva y volteó hacia la ventana, haciendo que por un momento todo se quedara en silencio, los hombres estaban alerta otra vez, algunos mordiéndose los labios o apretando los puños a causa de la tensión. El primer hombre creía en el fondo que esta vez sí los había escuchado. En la habitación Sarah farfulló:

"Deseo... deseo..." Cerrando sus ojos por un momento se permitió pensar que aquello podría ser su única salvación. Luego sonrió ante sus pensamientos, está bien, estaba desesperada, pero no tanto.

"¿Lo ha dicho?" preguntó alegremente el hombre estúpido, quien minutos atrás había hecho pelear a todos. Como uno, el resto se volvió hacia él:

"Cállate." Le dijeron en voz baja, irritados. El llanto de Toby se había apagado, respiraba ahora profundamente, con un sollozo al final de cada respiración. Tenía los ojos cerrados. Sarah volvió a ponerlo en la cuna, no demasiado gentilmente y lo arropó, caminando de puntillas hasta la puerta, con la esperanza de estar lejos de él, por si se le volvía a ocurrir comenzar a llorar con tanta fuerza como antes. Estaba cogiendo la perilla cuando el niño emitió un extraño chillido y empezó a gritar de nuevo. Ronco ya, en consecuencia de su llanto anterior, y por tanto, más ruidoso. Sarah se quedó congelada, con el estómago en su garganta casi, impotente gimió:

"¡Ah! ¡Desearía que los goblins vinieran y se te llevaran...!" Se detuvo. Los hombres afuera estaban impacientes. Inmóviles. Podrías haber oído parpadear un caracol. "Ahora mismo."

Finalizó Sarah, y cerró la puerta a sus espaldas. El grupo de hombres produjo un gruñido de placer:

"¡Lo ha dicho!" En un instante dos de ellos comenzaron a entrar a la casa por la ventana, aprovechando que uno de ellos había roto un vidrio antes, mientras otros tres bajaban, uno dirigiéndose hacia la minivan para encenderla, y otros dos, vigilando los alrededores. Todos dejando solo al hombre estúpido. Quien se quedó allí plantado con una sonrisa bobalicona en el rostro hasta que notó que el resto le había dejado atrás.

"¡Eh!" Dijo. "¡Espérenme!"

Intentó bajar y finalmente cayendo sobre su trasero, corrió y se subió también a la minivan, no sin antes marcar un número telefónico desechable. Un relámpago cruzó e iluminó el jardín. El trueno resonó. Toby soltó un chillido y Merlín ladró intentando ahuyentar a los ladrones.




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Notas de autor: Como lo he prometido, aquí el capitulo uno de Mental Maze. Disfruten porque el próximo viernes subiré el capitulo 2 ^^
 No olviden que pueden ayudarme en Wattpad y Twitter votando por mí bajo el hashtag #Wattys2016 al poner el titulo de esta historia junto con el hashtag #MentalMaze
Pero claro, eso solo si les ha gustado lo suficiente esta historia. En cualquier caso, gracias por leerme, los quiero.
Faith.

martes, 21 de junio de 2016

Mental Maze para los Wattys2016!




Las cosas del destino... digamos que hasta hace unos días tenía todo completamente organizado y ordenado en el modo en que me gusta. Sí, pero hace unas horas me enteré de que ya están aquí los #Wattys2016 y decidí apuntarme pero solo en su versión en español, ya que la historia ya la tenía prevista para esa versión mientras que la versión en inglés apenas la estaba empezando.


Vale, dirán que los puse alerta con el concurso anterior y siempre fue un chasco porque no hice nada. En mi defensa alegaré que me costó trabajo ponerme con ello, pero no ocurre lo mismo con los #Wattys por la simple razón de que esta vez ya tenía una historia preparada. No, no es la historia de la que les iba a traer el adelanto. Y no, no se me ha olvidado el adelanto, solo no he podido terminar de prepararlo, así que estén atentos porque uno de estos días, cualesquiera, agarro y lo subo.


Pasa que cuando eres una sola persona intentando escribir te das cuenta que necesitas ser como mínimo cinco personas más aparte de ti para poder rendir lo necesario y que todo salga bien, cosa que no soy y tampoco puedo dividirme. O escribo o me entero de las cosas, o les pongo al tanto. Si ando atrasada es por eso, me disculpo.


Para no hacer las cosas innecesariamente largas les traigo aquí un regalito de adelanto en mis próximos planes. He aquí la portada de la historia que presentaré a los Wattys y el resumen, así podrán ver si les interesa o no con algo de anticipación, y de ser así, voten por mí por favor.









Resumen.





"Es mas como un juego de inteligencia entre Sarah y Jareth." David Bowie


Lo que Sarah recuerda. Lo que dijeron...

Lo que discutieron, lo que planearon.

Las cosas que prometieron, y las que confesaron que deseaban...

Aquellas cosas que nunca debieron salir de su mente, ni de su boca. Que de hacerse realidad hubieran convertido su vida en un maravilloso sueño. O una pesadilla.

Todas ellas, están a punto...

De volverse realidad.



Estén atentos porque subiré el primer capitulo este ‪#‎viernes‬ en Wattpad junto con el siguiente capitulo de ‪#‎MrRight‬ por supuesto. Y sí, esta historia es de algún modo un ‪#‎tributo‬ a esta película y por supuesto a David (RIP).


A propósito de esto, seré buena y subiré los capítulos de Mental Maze también aquí en el blog, que ya lo tengo demasiado abandonado y supongo que esta es una buena forma de animarlo un poco.




Con amor, Faith.

Bunny Kisses

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Sean amables, comenten. Y si quieren regresar al cielo acaricien al conejito.