No todo es perfecto. O eso es lo que me digo a mí misma hoy al mirarme al espejo. Estoy deprimida. Tengo veintitrés años y sigo viviendo en casa de mis padres. No tengo amigos a no ser que cuenten los que hago o intento hacer por internet, mis hermanas, mi hermano, mi madrastra y mi madre. O mi padre. Los que eran mis amigos... bueno. Es complicado. Mis padres están divorciados. Lo están desde que cumplí dieciséis años. Pero lo llevan con relativa facilidad... si no contamos los celos y la ira de mi madre al enterarse de su nueva esposa. Las ganas de saber como esta mi madre de parte de mi padre y los intentos de mi madrastra porque todo esto funcione y hacer como que no le importa. Mis ex-amigos varones, todos sin excepción pasaron por una etapa de enamoramiento o ilusión donde me querían. Y se me declararon. Hubo uno que otro caso incómodo en esas escenas. A la mayoría los rechacé tajantemente, no a propósito, en esa época no sabia lo que era un novio ni siquiera. Hasta que aprendí a hacerlo con algo de sutileza. Otros... sencillamente jugaron con mis sentimientos en mis propias narices... burlándose de ello. Hiriéndome. Aunque no les mostrara mi dolor.
Me cepillo el cabello mientras una lágrima tras otra caen. No puedo detenerlas hoy. Es demasiado, y no me dejan respirar. Intento no hacer ruido. No me gusta llamar la atención cuando lloro.
Desganada me miro al espejo. Soy virgen. Nunca he tenido novio. Nunca he besado a alguien. Ni si quiera he tenido sexo. O tocado a nadie más allá de la mano. Fuera de ellos he vivido en una especie de torre. Como las princesas de cuentos... excepto que esta prisión es invisible. Probablemente llegaré a ser vieja y nunca jamás ninguna persona se interesará en serio en mí.
Cierro mis ojos sin poder soportar mirarme al espejo. Odio ver en lo que me he convertido.
Los mejores amigos que tuve... tenían novias o ex-novias psicóticas. Pero eso no me importó. Eran amigos míos. Los ayudé cuando y siempre que necesitaron. Incluso estuve a punto de ayudarles... económicamente. Eran mis amigos. Y yo hago todo por las personas que me importan. Pero... no lo hice. Ellos decidieron arruinar nuestra buena amistad metiéndome aún más en sus problemas. Ex-novias psicóticas y chicos indecisos de donde poner sus corazones. Ohh si, la combinación perfecta para el desastre.
Así que salí huyendo de allí...
Quizás esto que sigue... es para mí lo más difícil.
Todas y cada una de mis amigas. Esa herida es, quizás, la que más lastima. Volteo de nuevo a verme en el espejo y suspiro resignada. Nunca me consideré hermosa. Soy y era el tipo de chica que volteaba por encima de su hombro para enterarme de a quien miran o miraban con tanta intensidad. El tipo de chica que huye de su mejor amigo cuando su mejor amiga está enamorada de él. Y... el tipo de chica que sin desearlo ni saberlo... hace que el chico se enamore de ella cuando su amiga esta enamorada. Que hace que dos hombres antes mejores amigos, peleen. El tipo de chica que hace que las chicas se unan para apartarme... para destruir... a mí.
Hoy. He perdido a la última amiga que me había quedado. Me evita. No me contesta. Desearía que me enfrentara. Eramos amigas desde que teníamos pañales.
Y no puedo más...
He sido ana. He sido mia. He sido obesa. Tengo al menos una treintena de problemas por estrés, mil fobias, varios tipos de TOC's y un historial de self-injury, suicidio, depresiones, vandalismo. Y otras cosas de las que no estoy orgullosa. He sido pelirroja. Peli-azul, morada, rosa, verde...
He sido castaña. Pelinegra. Y finalmente, rubia.
He sido de ojos castaños, verdes, violetas, grises y finalmente, azules.
He sido morena, bronceada, y finalmente, blanca...
He cambiado hasta no poder más.
¿Y quién soy en realidad?
He sido la amiga reservada, he jugado a ser mala delante de sus novios, he sido extrovertida, introvertida, mística y un largo etcétera. Que nunca me sirvió de nada.
Porque la realidad es esta: Me tocó la lotería genética. Sí. Por ese lado puedo estar orgullosa. Tengo una cara que si bien yo definiría agradable, la mayoría sin conocerme si quiera me llaman hermosa. Mis lágrimas vuelven de nuevo esta vez, con más fuerza. Finalmente tengo que sacar la caja de pañuelos desechables porque siento que estoy ahogándome entre mis lagrimas y mi nariz taponada. Mi cara esta roja. Pero básicamente esta impecable. Sin un solo defecto. O eso dicen. Y entonces me lleno de ira y tiro todos mis cosméticos al suelo. Gritando de rabia. Sigo sin entender a esta sociedad. Nunca lo hice. Y al parecer moriré sin entenderla.
Tengo un cuerpo perfecto. Si no contáramos las heridas que me he hecho en brazos y piernas. Tanto para hombres como para mujeres. 90-60-90. O casi cercanos a ello. No engordo. Nada. Pero si lo hago bajo tan rápido como si me matara de hambre aunque no lo haga. O lo haga a veces.... porque sigo teniendo problemas con la comida. Porque a veces como de más. Por la ansiedad. A veces me olvido de comer. A veces vomito. Pero en general... estoy sana. O lo intento. Mis estudios médicos dan un 100% sana. Pero me odio a mí misma. No importa si tengo ojos azules. Un perfecto cabello rubio.. o si soy o no teñida o natural. Que... como dije, me tocó la lotería genética. No me importa eso. Ni si quiera necesito cuidar mi cabello. Aparte de pasarle un cepillo cuando de plano mis nudos son insoportables. Sí. Así es. No me paso el cepillo diario. Tengo que aprovechar los días que no tengo una depresión fuerte para poder si quiera levantarme de la cama y comer. A veces miro la comida desde la cama mientras se enfría. Mientras me deshago en el sufrimiento que siento. Otras, la engullo con rapidez y felicidad. Y luego viene la culpa. Y a veces consigo vomitar de nuevo. ¿Pestañas? Las mías son perfectas. Curvas. Negras. Y con al menos tres o cuatro hileras en los ojos. Muy tupidas. Las he contado. Lo sé. Porque me las arranco. Y siento un enorme placer haciéndolo. Me hace sentir tranquila. Hasta que me veo los ojos... y me echo a llorar. Ahora nadie querrá verme. Seré fea. O quizás me querrían. En cualquier caso me deprime esa imagen también. Ansiosa, muerdo mis uñas. Pero son fuertes. Me crece el cabello rápido. Tengo buen cutis. En general no tengo acné... excepto cuando viene esa época del mes. No tengo cólicos.
Y si regresáramos a mi familia. Me quieren. Me aman. Les caigo bien. Incluso y a pesar de todos los problemas que he dado. De mis continuos estallidos... y ataques de pánico, ansiedad y demás...
Tengo solvencia. Y también mis padres la tienen. Y la única razón por la que deseo mudarme es porque aún tengo la ilusión. Esperanza o deseo... de que mi vida cambie.
Me siento de nuevo en el espejo y me miro. Esta vez con objetividad. Mi lotería genética ha sido buena conmigo también: He triunfado por mi sola sin pisar a nadie. Sin presumir y siendo sincera, tengo una excelente memoria. He dedicado mi vida al estudio. Nunca he apuñalado por la espalda a nadie. Tengo trabajo. Muy bien remunerado...
¡Ja! ¡Como si lo necesitara! Me digo a mí misma de nuevo. Y entonces cojo el cepillo y comienzo a peinarme mientras más tranquila y calmada intento crear una sonrisa en mi rostro. Tengo éxito en ello cuando veo que de nuevo me he vestido correctamente y pongo mi reproductor de música todo volumen. Hoy me toca cantar y disfrutar. Al menos por hoy. Mientras tanto contaré de nuevo cada respiro hasta que de nuevo me sienta mal.
No todo es perfecto. Es cierto. Pero si soy honesta, mi vida esta muy cerca del ideal de serla. Y cada vez es menos difícil sonreírles sin que me importe. Porque en verdad... últimamente me importa un carajo.
---3---3---3---3---3---3---
Como pueden ver, he decidido crear una nueva historia. Aunque algo más larga que las otras que he posteado aquí. Antes de empezar a hablar de la historia diré que estoy de paso. Pero no he dejado este blog. Aunque se vea algo abandonadillo.
Ahora si, hablemos de la historia. Creo que se entiende por si misma. Es una chica como cualquier otra. Con sus más y sus menos. Ella representa todo lo que los demás desean. Lo que la sociedad desea ser. Es libre. Independiente. Solvente. Tal vez viva en casa de sus padres pero no parece que vaya a quedarse mucho tiempo allí porque tiene dinero propio. Es joven. Es guapa. Es inteligente. Estudiosa. Probablemente ande en un auto modelo. Pero, no es feliz. Le ha tocado todo en su persona. La sociedad la admira y envidia. A nivel personal la hacen menos. Ella ha sido todo para ellos. Lo que ellos han querido. Pero hay ahora una diferencia. Esta madurando. Y dejando de ser lo que los demás quieren para convertirse en lo que ella desea. Ella. No los demás. La razón de que le haya puesto tantos traumas y colores, es porque les hablo a ustedes que leen esto. Si. Tengas el problema que tengas, seas como seas, tengas la edad que tengas, y aunque la protagonista de esta ocasión es mayor de edad vale para cualquier edad. Haz lo que ella y que nadie te haga sentir mal.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario