Hay un mundo detrás del muro.
Es tan distinto como puedas imaginar,
Que supera tú imaginación.
Hay un mundo, al final del jardín.
Más allá del muro.
Un mundo peligroso, oscuro y seductor.
Listo para tentar a cualquier mirón a entrar.
Allá, más allá del jardín,
Donde existen las hadas. Aunque no son como
las pintan los cuentos de viejas.
Ni las películas o historias de terror se pueden
llegar si quiera a comparar.
Allí, detrás de todos, existe un príncipe.
Posee todo el poder habido y por haber.
Allí, al final del jardín.
Donde las hojas susurran sus secretos a las hadas,
y se arma un delicioso tete a tete.
Se busca una magia, que ni el mismo príncipe posee.
Allí, al final del jardín, será ejecutado, sentenciado o
condenado.
Ese es su final. Para quien se atreva a desafiarlo.
El príncipe así lo ha dictado.
Las flores se horrorizan, y las hadas ríen en secreto.
Ninguna cuenta la profecía.
Diferente en todos casos.
Y siempre dependiente de la boca que lo diga.
Acerca del amor y el fracaso.
Del miedo y la envidia.
De como la chica camina y camina.
Atravesando obstáculos,
sorteando un laberinto sin muros ni arbustos.
Internándose en el bosque.
Sola y confiada.
Sin saber que al tercer amanecer todo permanecerá
tal y como está.
Sin salida alguna.
Allí, en el jardín oculto.
Más lejos de la mansión sobre la colinas inglesas.
Detrás del muro oculto, hay un mundo.
Pero silencio, guárdalo en secreto.
Que nadie lo sepa. Nunca jamás.
O de recitarlo, saberlo y desearlo te llevarán allá.
Para siempre jamás.
Hay un mundo, tras el muro.
Al que puedes entrar pero no salir.
A menos que seas elegido.
Y por esa razón, nunca nadie ha sabido...
Hasta ahora lo que hay.
Detrás del muro.
Al final del jardín y mas allá.
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Ha sido una semana bastante agitada. Como no he publicado en estos días mucho, les he traído uno de mis favoritos. Se trata de una nana de cuna. Se supone que está hecha para hacer dormir a los niños. Sí, la he compuesto yo. Aún cuando la historia es en realidad más bien macabra para cantarla a un bebé si se tiene en cuenta la historia, pero de eso se trata. Y no sería la primera vez que hablamos de asustar a las pobres criaturas. Sino miren al coco.
Esta es parte también de la compilación de textos que he escrito. Es el de la última hoja. Está basado en una historia de viejas que me contaron de niña. No recuerdo quien lo hizo. Pero era una historia bastante larga. Casi parecía novela. De hecho fui yo al final quien acabó por convertirla en novela y registrarla. Solo me la contaron una vez hace mucho tiempo por lo que no recuerdo a detalle. Solo que me metió el terror al dormir. Pero como dije, son cuentos de viejas. Aunque aseguraban que era real.
Si quieren que les cuente la versión resumida de la historia, pídanlo. Y si no, esperen a la novela.

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