intentando escucharte.
Pondré atención.
Te miraré a los ojos.
Haré que te sientas importante.
No, no es condescendencia.
Es darte tu tiempo.
Un momento para que puedas expresarte.
Decir lo que piensas.
Porque lo tuyo también es importante.
Pero es más que solo eso.
Es escucharte para que sepas que te aprecio.
Que me importas.
Que me importas.
Sí, me importa tú opinión.
La valoro.
La aprecio.
Aunque difiera con tu punto de vista.
Dejaré de hacer lo que hago.
De mirar el reloj.
De jugar con mis llaves.
De tamborilear los dedos.
De mascar goma si es necesario.
Solo un momento.
Para que sepas que me importa.
Para que sepas que eres mi amigo.
Mi camarada.
No te juzgaré en este momento.
Y si pienso en algo,
me lo callaré con cariño.
Porque este es tu momento.
No te hablaré de mis problemas.
Ni intentaré decidir acerca del más sordo o más cojo.
Esta es tu escena.
Así que me sentaré en silencio.
Aunque no digas nada.
Aunque solo escuchemos el cantar de los grillos.
Te miraré a los ojos y te diré:
Aquí estoy, te escucho, no estás solo, te quiero, te apoyo.
Bien hecho.
Todo estará bien.





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