Realidades.
Aquellas que a veces son hermosas.
O terriblemente insoportables de mirar.
No basta con que te oprima el pecho y no puedas respirar.
Tiene que doler. Como si fueras a morir.
Solo así sabrás lo que de veras es vivir.
Realidades. Esas experiencias de las que quieres escapar.
En las que el terror te consume cada hueso. Impidiéndote
respirar.
Casi de algún modo, obligándote a decidir.
Mirar o escapar.

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