Esta historia no es muy común. Se trata de una chica que cuando era niña atravesó físicamente un portal en la noche del Samhain para internarse entre criaturas extrañas. Cuando supo que era una trampa, ella corrió muy lejos y logró escapar. Pero año con año, en su cumpleaños ella era atraída en sueños. Por la misma criatura que había deseado atraparla de niña. Así era como ella mientras crecía evitaba toda clase de portales y terminaba disfrazándose en la Víspera de Todos los Santos. Con la esperanza, de evitar que la criatura pudiera encontrarla y se la llevara a su mundo. Pero conforme se hacía más grande, se hacía más osada. Y pronto dejó de creer en aquello que la había mantenido segura. Pues en sus sueños siempre lograba salir de allí con vida. Entonces una buena noche, cuando creía que no pasaría nada, ella encontró a su cazador. El hombre en cuestión era muy apuesto, y coqueteó con ella durante un tiempo. Sin embargo los sueños de ella se volvieron conforme pasaba el tiempo, más y más reales. Intentando quizás vanamente alertarla del peligro. Pero, no se puede escapar del destino. El chico la había invitado a pasar la temporada con él. Ella sin embargo, declinó la oferta y se mudó hacia la mansión de su abuela en medio del profundo bosque inglés. Al cuál por alguna razón se sentía irremediablemente atraída. Así que la noche del Samhain con sus veintiún primaveras cumplidas, ella se dirigió hacia la linde, pues según ella había escuchado ruidos humanos. Sin embargo, no era tal cosa sino la criatura que la atraía.
En la linde del bosque sin embargo, su mente ya no era solo suya. En sus pensamientos ella deseaba cruzar a toda costa aquel portal. Y eso hizo. Comenzando así a cumplirse por fin la profecía, atravesando obstáculos y sorteando problemas, se encaminó hacia el hogar de la criatura que la esperaba con los brazos abiertos. Y si embargo, la criatura estaba maldita. Y ella también.
Cuando la chica había llegado casi al hogar de esta, la niebla se fue momentáneamente. Dándole paso a un intenso brillo que la hizo retroceder. Su mirada había alcanzado a verle tanto a la criatura como a su cazador. Sin pensarlo dos veces echó a correr. A lo lejos un reflejo de lobo la perseguía o acompañaba si poder estar ella segura. Asustada como estaba, el bosque se hacía más denso mientras se internaba en él. Los arbustos daban paso a espinas, raíces fuera de lugar que intentaban a toda costa detenerla. La criatura sin embargo, la seguía de cerca, tanto como su cazador. Sin embargo, lo que ella creía había resultado falso. Y era así como había caído ante los pies de su cazador. Sin pensarlo dos veces, el lobo se lanzó encima de él. Dándole tiempo para escapar.
Como en sus sueños, ella sabía que tendría que llegar al muro que terminaba y empezaba con la linde del bosque. Y que ella tendría muy poco tiempo para escapar. Pues el lobo no contendría a su cazador por mucho tiempo. Una parte de ella sin embargo creía que todo eso era un sueño. Tanto así que se detuvo varias veces para intentar comprobarlo. La criatura sin embargo, la acechaba desde el fondo del bosque, lejos de su vista.
Pero estaba tan cerca de alcanzar el muro, cuando la bestia rugió. Dando un traspiés ella quedó tirada en el suelo, con el vestido que la bestia le había otorgado mágicamente mientras corría. Blanco y teñido con su propia sangre, ella no le hizo mucho caso e intentó liberarse cuando unas manos la atraparon. Pensando que era su cazador se volteó a confrontarle. Y cuando lo vio, lo supo. La criatura la había atrapado. Quitándose uno de sus guantes, el caballero intentó tocarla. Pero ella simplemente gritó ante el contacto. El cual le ardía como si fuera fuego. La sangre comenzaba a manar más abundantemente de ella aún sin tener herida alguna. Y el príncipe la sujetó antes de que ella pudiera caer a sus pies, cuidando de no tocarla. Pero ya era tarde. Ella luchaba por no ahogarse. Con un precioso vestido blanco teñido de sangre. La princesa había muerto. Y la luna se teñía de sangre aquella noche. Y así, el amanecer la encontró. Flácida y sin vida.
- ¡No le cuentes historias de terror! - añadió irritada Lilith con Josh. El aludido sonrió.
- Le cuento la verdad, no una historia. - Dijo él. La pequeña de ojos color avellana los miró perpleja.
- ¿Entonces es verdad? ¿Ella murió? ¿Ella era una princesa? ¿Qué o quien era la bestia? ¿La bestia venía por todas las chicas que quería?- Dijo comenzando la avalancha de preguntas. Josh sonrió mientras que Lilith lo miraba disgustada.
- No cariño, es solo una historia de viejas. - Contestó rápidamente Lilith antes de que Josh pudiera decir nada.
- Oh... ¿Pero y porque la quería a ella?
- Bueno, ella era muy hermosa. Y tenía muchos poderes. Además la bestia poseía una maldición que lo mataría a él si tocaba alguna doncella de su propio mundo. Él se sentía muy solo. Lo que no consideró es que sucedería si tocaba una doncella de otro mundo que tuviera poderes.
- No entiendo.
- Es magia elemental.- Añadió Josh antes de que Lilith dijera nada. - La magia proviene de un solo mundo. Si la chica hubiera sido simplemente humana no hubiera muerto. Los humanos no tienen poderes. Aunque ellos digan que "pueden despertar" es mentira. Ella o pertenecía al mundo de él. Pero tampoco a este. Ella no era humana después de todo.
- Ella no era humana... - repitió para si la niña.- ¿Qué era la bestia? ¿Era un príncipe?
- Sí. Era un príncipe elfo. Y era realmente muy apuesto. Aunque con la maldición se había vuelto aterrador.
- Basta ya Josh. Venga Cassie es hora de que te acuestes a dormir.
- ¿Vendrá por mi también la bestia? - Preguntó con un pequeño temblor la niña. Lilith miró hacia Josh que sonreía burlón.
- No cariño, yo te cuidaré.
Y ambas subieron las escaleras hacia el cuarto de ella. Una vez desaparecidas de la vista Josh sonrió mientras ponía una taza de té al lado.
- ¿Por qué le cuentas ese pedazo de historia siempre? - Preguntó una voz. Y no era la de Lilith. Josh bebió de su taza y le instó al aparecido a hacer lo propio.
- Ella tiene derecho de saberlo. Después de todo, es su historia.
- Su vida pasada, Josh. No esta.
- El pasado tiende a repetirse. Y la próxima vez quizás no podamos salvarla a tiempo. Ella tiene que estar lista. - Aseguró Josh.
- Ella aún no tiene los sueños.
- Ella ya ha comenzado a tenerlos.
- ¿Tan pronto? - preguntó la voz.
- No tanto. Tiene seis después de todo. Estoy cuidando que no ocurra de nuevo. Pero...
- Hay cosas que son inevitables.
Josh sacudió su cabeza disgustado y tomó de su taza de té. Por el bien de todos, esperaba que no ocurriera de nuevo.
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Vamos a ver. Aquí son dos historias en una. La primera, es La Maldición del Elfo la cual es contada por Josh. Y la segunda, la historia de Cassie. Que es contada desde el punto de vista de ella como si fuera un recuerdo y no en primera persona como suele ser su forma de contar la historia. Aunque no son aún tiempos del Samhain / All the Hollows Eve´s / Halloween, quería dar a conocer esta historia desde hace tiempo, que seguro lo notan cuando leen mis otras entradas.
Con esto quiero redimirme por ambos días. El de ayer y el del miércoles. Da la cosa de que yo realmente he tenido unos días ocupadillos por aquí, pues ando organizando uno de mis libros que ya luego les traeré. Ojalá y puedan disculparme por este atraso y disfruten la lectura.
Como dato anexo les digo que La Maldición del Elfo es historia mía tanto como la de Cassie, por lo que ambas historias están vedadas para utilizar. Y de paso les cuento que La Maldición del Elfo es parte de una serie de historias cortas propias las cuales ya están debidamente registradas. Y aunque en un principio pensaba lanzarlas como cuentos de hadas, me he dado cuenta de que quizás sean un poco fuertes para niños de uno a cuatro o cinco años, por lo que serán simplemente historias mías que ya más adelante iré publicando por aquí. Mientras tanto disfruten del primer adelanto. Ah y comenten. Por favor. Que no quiero perder la apuesta que hice.

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